La cuestión es que el viernes salimos con el Nacho. Nos fuimos a la ciudad vieja, tranquilos a tomar una en algún lado. Nos sentamos en un boliche que tenia mesitas afuera, comíamos una picada (bastante precaria y cara) y charlábamos de la vida y pavadas afines.
Para un taxi y de el bajan primero una mujer mayor, que se va, y después una pareja que se sienta en una mesa cercana. Pasa un rato y después el chico, nos mira y nos pregunta el nombre del árbol que estaba sobre nosotros. Llegamos a la conclusión de que era un álamo y después seguimos charlando. Muy buena onda, los chicos eran argentinos aunque tenían mucha relación con el Uruguay. Ella había estudiado teatro acá y él tenia familiares. Una pareja muy desenvuelta, simpática, que nos trataba muy bien y que pretendía que los lleváramos a algún boliche de la ciudad vieja. Tomamos unas cuantas cervezas, unas cuantas, y después de un rato la conversación se tornó cada vez más efusiva. Iba todo bien, o por lo menos todo divertido hasta que se empiezan a pelear entre ellos. La mina lloraba (nos contaba sus problemas) el la consolaba. Ahí nos empezamos a mirar con el Nacho... había algo raro. Mayor fue nuestra sorpresa cuando ellos nos confiesan que en realidad no eran argentinos, que habían hecho esa joda para molestar al mozo y caímos nosotros en la vuelta, pero que se notaba que éramos buena gente y no daba para mentirnos. Nos empezamos a sentir mal, es decir, habíamos estado hablando por el lapso de casi 2 horas sobretodo de argentina y Uruguay, confiados de que hablábamos con argentinos. Sentimos que nos habían tomado el pelo pero a la vez entendimos que bueno, ta, estaban rompiendo los huevos. Ya sin muchas ganas nos fuimos del boliche a pitar algo para después entrar a un boliche a bailar. Ahí la cosa se empezó a poner densa. Se seguían peleando entre ellos y mostraban un grado etílico bastante elevado. Nacho y yo arrancamos para La Estada y ellos nos siguieron. Entramos al boliche y bailamos, la mina no paraba de decirnos que le caíamos bárbaro, mientras el novio traía mas cerveza. A esa altura, ya no nos caía simpática la conversación salvo por la catarata de cervezas que caían constantemente en nuestras manos. Bailaban con nosotros y desaparecían, supongo que se peleaban. Después de un rato con el Nacho empezamos a calcular la huída. La idea era irnos sin decir nada, digamos que escabullirnos entre la gente para zafar lo antes posible. Al instante de salir aparece el flaco que nos dice que ella estaba sentada, que habían comprado una cerveza, que fuéramos a sentarnos con ellos. Nos miramos con cara de: "si no hacemos esto se va a complicar más" y fuimos. Digamos que todo el tiempo estábamos en una delicada línea de no terminar mal... es decir... de no terminar peleados con ellos y de no tener problemas. Creo que cualquiera de los dos temía que se pusieran más densos de lo que estaban. Nos sentamos, tomamos cerveza, el chico se pone a hablar de manera muy efusiva, golpeando la mesa. Nacho y yo lo miramos, Nacho pone cara de "se está empezando a desubicar", el mozo también lo ve, se acerca y les dice algo al oído, a él y a Nacho. A esa altura lo único que queríamos era salir de ahi adentro. Nuevamente viene el mozo pero esta vez para decir que la ultima cerveza no estaba paga. Discuten entre ellos, se putean, la cuestión es que la cerveza la pagamos el Nacho y yo y no se como ni cuando nos fuimos.
Hablábamos en el auto. Dios que noche.
lunes, enero 23, 2006
Noche Surrealista
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2 comentarios:
para mi que eran swingers
Lo pensé...
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